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Nunca basta con tener buenas intenciones o la convicción de que un gran proyecto concebido entre cuatro paredes es tan bueno que sencillamente no puede fracasar. Esta práctica suele desacreditar teorías que a primera vista parecen bastante sólidas. Para crear soluciones duraderas y sostener un cambio efectivo, debemos estar dispuestos a escuchar a los beneficiarios de la acción propuesta, estar abiertos al discurso con quienes desean ayudar, comprender sus necesidades (expresadas con sus propias palabras) y aprendizaje a partir de sus conocimientos sobre la situación de la vida real que se pretende cambiar. Para ello, hay que aceptar que las ideas preconcebidas deben ser consideradas con Otro puntos de vista antes de ser aplicadas. "Esto explica por qué proyectos que son buenos en teoría no han demostrado tener éxito", afirma Marco Castillo, general director del Grupo Ceiba, de Guatemala.
A pesar de sus buenas intenciones, muchas organizaciones fracasan en sus intentos, ya que son vistas como agentes externos que llegan con soluciones de stock. En cuanto se van, la sociedad marco de referencia vuelve a ser como antes.
Ceiba es una organización no gubernamental que trabaja en la prevención del fenómeno de las drogas y las bandas callejeras en barrios pobres de Ciudad de Guatemala, proporcionando a los jóvenes oportunidades personales y profesionales desarrollo a través de programas de educación y formación, liderazgo y emprendimiento. "Los jóvenes de estas zonas son estigmatizados por la sociedad, vistos como una amenaza social. Para que ellos mismos crean que pueden llegar a ser algo diferente, tenemos que ganarnos su confianza, comprender sus necesidades y, junto con ellos, desarrollar salidas alternativas."
Para Regina Cabral (con camiseta negra, en la foto), de Formação, ONG del estado brasileño de Maranhão, los proyectos sociales innovadores necesitan desarrollar acciones articuladas para forjar vínculos estrechos con la comunidad. Cabral supervisa el cluster de proyectos de la región de la Baixada Maranhense denominado Ciudadano Joven, que cuenta con el apoyo de la Fundación Kellogg. "Para ello es necesario investigar a fondo la situación real que se pretende cambiar, identificar las organizaciones de comunidad , conocer a sus líderes, ofrecer programas que satisfagan las necesidades de los jóvenes y creer en su capacidad de crecimiento".
Además, requiere persistencia hasta que empiecen a aparecer los resultados de los esfuerzos por poner en marcha proyectos innovadores. "Hace tres años, cuando empezamos a hablar del Proyecto Ciudadano en la Baixada, nos encontramos con una juventud reticente y con poca autoestima. Sin embargo, abrazaron el actividades que desarrollamos, como el arte y la comunicación talleres", explicó Cabral. "Se volvieron más decididos tras la creación de los Foros de la Juventud, en los que participan organizaciones de los 10 distritos municipales de la Baixada Maranhense. Y también cuando empezaron a negociar con los dirigentes municipales las condiciones adecuadas para llevar a cabo su actividades y políticas específicas para sus ciudades.
01/09/2007
Publicado en Interaction nº 20