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El Consejo de Administración de consejo , el Consejo Ejecutivo y todo el personal de la Fundación Kellogg están entristecidos por la escalada de tensiones económicas, políticas y sociales que han provocado protestas masivas y obstaculizado la prestación de servicios críticos a niños y niñas y a familias de todo Haití. Nuestros beneficiarios, socios, las comunidades y el pueblo de Haití están en nuestros corazones y en nuestras mentes durante estos tiempos difíciles. Estamos agradecidos de que la calma y la normalidad estén volviendo al país y de que nuestra socios siga prestando servicios esenciales para mejorar las vidas de niños y niñas, sus familias y sus comunidades.
Hemos seguido los acontecimientos en Haití con el corazón encogido durante las últimas semanas: bebés que morían por no poder ser trasladados a hospitales, hospitales que cerraban por falta de suministros y electricidad, niños y niñas que no podía ir a la escuela, familias que no encontraban agua ni comida. Esperamos que se resuelvan pacíficamente los problemas que han provocado estas calamidades y alimentado las desigualdades y la violencia estructural que han asolado durante tanto tiempo a niños y niñas y a las familias vulnerables de Haití.
La Fundación Kellogg reafirma su compromiso para asociarse con las comunidades de Haití durante al menos una generación y garantizar que niños y niñas y las familias de las comunidades en las que trabajamos tengan acceso a una educación de calidad, a una atención materno-infantil de calidad y a una fuente de ingresos actividades que les proporcione una mayor seguridad económica. Nuestro compromiso a Haití no es nuevo; hemos sido socios desde la década de 1950. Entonces creíamos, como creemos ahora, en un futuro en el que todos los niños y niñas tengan oportunidades de prosperar y alcanzar el éxito como individuos y como contribuyentes a la comunidad sociedad en general. Alcanzar este objetivo en Haití sigue siendo una prioridad para la Fundación Kellogg.