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Reflexiones de La June Montgomery Tabron, presidenta y director(a) generalpara el 2023 reporte anual
Como la generación de líderes de la actualidad, tenemos la obligación de hacer todo lo que esté en nuestras manos para asegurar que los niños de hoy y de mañana tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial, sin importar dónde hayan nacido o quiénes sean sus padres. Cumplir con esa sagrada obligación, en colaboración con las comunidades, siempre ha sido fundamental para nuestra misión en la Fundación W.K. Kellogg. Ahora, tras 93 años de existencia, este trabajo y enfoque filantrópico centrado en el niño sigue siendo tan importante como siempre, ya que trabajamos junto a familias y comunidades para reformar los sistemas, infraestructuras e instituciones que nos rodean para que la atención a los niños sea una prioridad y no algo secundario.
El tema de nuestro reporte anual de este año es "Escuchar y aprender hacia un futuro centrado en los niños", reflejando nuestro recorrido durante este último año fiscal. Nos hemos enfocado intencionalmente en escuchar, tanto a las comunidades mismas como a los expertos dentro de ellas, e imaginar el futuro de los niños y las comunidades para desarrollar una comprensión compartida de los pronósticos sustentados en investigación, así como posibles acciones que podrían desencadenar el tipo de transformaciones positivas, tanto sociales como sistémicas, que nuestros niños necesitan y merecen.
Nos hemos enfocado intencionalmente en escuchar, tanto a las comunidades mismas como a los expertos dentro de ellas, e imaginar el futuro de los niños y las comunidades para desarrollar una comprensión compartida de los pronósticos sustentados en investigación, así como posibles acciones que podrían desencadenar el tipo de transformaciones positivas, tanto sociales como sistémicas, que nuestros niños necesitan y merecen.
Hemos aprendido de las turbulencias que se han presentado en el mundo estos últimos años. A partir del 2020, durante los primeros días de la pandemia, la fundación destinó recursos adicionales para apoyar las necesidades de niños, familias y comunidades a través de un innovador bono de social y proporcionó mayor flexibilidad para que las subvenciones de los donatarios aportaran lo que más se necesitaba durante estos años de crisis.
El impacto a largo plazo de nuestras subvenciones de bonos de social de 300 millones de dólares aún está siendo evaluado, pero nos complace compartir algunas historias sobre los impactos que permitieron que los niños siguieran aprendiendo en los centros de cuidado infantil temprano, que las comunidades fueran más sanas al eliminar obstáculos como las barreras lingüísticas o de transporte para la vacunación, además de proporcionar apoyo terapéutico a aquellos profesores que se enfrentan a las tensiones de la enseñanza durante una pandemia mundial, así como al trauma y al impacto comunitario de la violencia racial.
Para lograr el mayor impacto, es fundamental hacer más que responder a los encabezados de hoy, necesitamos enfrentar los problemas profundos y estructurales que enfrentan los niños.
Para lograr el mayor impacto, es fundamental hacer más que responder a los encabezados de hoy, necesitamos enfrentar los problemas profundos y estructurales que enfrentan los niños. Esto no quiere decir que la inestabilidad política y las elecciones polarizadoras que veremos en los próximos meses no serán difíciles para los niños y las familias, porque lo serán. Pero tenemos que esforzarnos por focalizar nuestras acciones a largo plazo, dirigidas por la comunidad, para que produzcan una transformación duradera y positiva.
En el último año, la Fundación Kellogg ha hecho precisamente eso, a través de subvenciones y programas que están orientados hacia un cambio significativo y a largo plazo, sin dejar de abordar las necesidades actuales. A continuación, algunos de los logros más destacados de nuestras iniciativas:
Este año, hemos trabajado internamente en la fundación para desarrollar mayores habilidades y capacidades de previsión. Este replanteamiento nos da más confianza en que nuestras habilidades, nuestro pensamiento y nuestras acciones reforzarán aún más nuestro compromiso de satisfacer las necesidades de las comunidades a las que servimos para las generaciones venideras.
Aunque somos una de las organizaciones filantrópicas más grandes de EE. UU., nuestro trabajo es, en última instancia, bastante personal.
Un niño de Battle Creek, Michigan, que participa en un nuevo programa académico adaptado a sus intereses. Una niña en edad preescolar en Jackson, Mississippi, que se está preparando para el jardín de niños a través de un nuevo programa de aprendizaje temprano. Una familia sin recursos en Haití, devastada por un terremoto que tiene acceso —por primera vez— a una nutrición de alta calidad y atención médica infantil.
Estas y otras innumerables historias muestran el trabajo impactante que nuestros donatarios están haciendo con financiamiento focalizado de la Fundación Kellogg. Como nuestro fundador, el Sr. Kellogg, dijo poco después de formar la fundación en el apogeo de la Gran Depresión, el propósito de la WKKF es ayudar a que los “niños enfrenten el futuro con confianza, con salud y con una seguridad profundamente arraigada en la confianza de este país y sus instituciones”.
Como verá a lo largo de este reporte, la visión del Sr. Kellogg de un mundo donde cada niño pueda prosperar, con la seguridad de que su comunidad y las instituciones en las que debe confiar estén comprometidas con su éxito, sigue impulsando nuestro trabajo el día de hoy. Aunque todavía tenemos mucho por hacer para materializar la audaz aspiración del Sr. Kellogg, estoy increíblemente orgullosa del trabajo que hemos emprendido en la Fundación W.K. Kellogg para plasmarla durante el año pasado, y me siento honrada de continuar esforzándonos para conseguirlo en el año venidero.
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